Encantada estoy de volver a escribir.
Un alto en el camino dejó de lado a mi creatividad y mis dedos quedaron sin agilidad para transformar el pensamiento en palabras.
Y es que la creatividad necesita su tiempo, necesita su espacio. Cada día obstaculizamos con miles de barreras el fluir de nuestros pensamientos y entonces, nos atascamos. A su vez, esto nos frustra, y más nos esforzamos en querer cambiarlo, en buscar soluciones, en calmar la angustia. Pero el resultado ante nuestros ojos ofrece un aspecto contrario: el horizonte se va haciendo más y más pequeño, más y más distante.
- Fuente: http://www.peorparaelsol.com
Una estrategia muy de moda cuando eso ocurre es «obligarse» a buscar ese tiempo que necesitas. En realidad, es una gran estrategia, porque nos ayuda a poner la atención en nosotros (¡bendita atención!). Aunque puede existir cierta problemática al respecto: el concepto de obligatoriedad.
Nos programamos diariamente para cumplir una agenda con funciones y objetivos: laborales, personales, sociales, afectivos…Unos son más explícitos y los conocemos, los otros se los dejamos al terreno del inconsciente, pero también están presentes sin darnos apenas cuenta de ello.
Es habitual que experimentemos cierto aturdimiento con tanta actividad (vivimos en el mundo de la multitarea como bien cuentan los amigos del Mindfulness), pero nos convencemos que podemos y debemos poder con todo ello.
¿Y que pasa cuando no podemos con todo?
Ese bucle que nunca termina nos genera una especie de tristeza, muy tenue, muy débil, apenas perceptible, pero con un efecto acumulativo en nuestras venas, en nuestras neuronas, en nuestra piel…Su reflejo puede acompañarse de enfado, rabia, agresión a uno mismo en múltiples formas o fatiga emocional.
- Fuente: ww.toptenms.com
Entonces conectamos con un malestar que no sabíamos que ahí se encontraba y le ponemos nombre (os dejo elegir, cada uno ya tendréis el vuestro para ello).
De repente nos damos cuenta de que necesitamos desconectar, volver a sentir otras cosas y buscamos «ese tiempo». Lo necesitamos porque sabemos que es lo saludable, es lo que «todos» te recomiendan.
Lo curioso: necesitamos dar forma con algo «útil» a ese espacio creado para nosotros: pintamos, nos apuntamos a cursos, nos formamos más, hacemos deporte, fotografía, yoga, aprendemos idiomas, creamos mandalas, hacemos deportes de riesgo, nos socializamos más y más (o menos y menos, según los gustos). Y un largo etcétera de realidades que cada uno identificareis fácilmente.
Es cierto que todas estas cosas funcionan. Tu mente escapa de la rutina, y se libera, resultando genialmente efectivas. Así que las aprendemos y las repetimos, creando un nuevo bucle invisible. Un nuevo ritual «elegido a medias», que tendrá resultados «a medias».
Pero nunca, estuvimos en «contacto real» con nuestra voz interior.
Y cuando de nuevo bajamos la guardia…todo lo anterior se repite…
¿Por qué?
Y si, realmente, lo que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra piel, simplemente nos pedían, eran unos minutos a solas. Unos minutos con uno mismo, sintiendo el golpeteo de los pensamientos, el pestañeo de nuestro ojos o los latidos de nuestro corazón. ¿Lo habéis intentado alguna vez?
Es probable que al principio nos resulte bastante estresante, incluso angustioso, llegando a experimentar una sensación de querer escapar. ¡Esto no me sirve y me hace daño!-gritará vuestra voz interior.

Pero buscad la perspectiva adecuada, dejad que la emoción se relaje y disminuya su intensidad. Sólo así, podréis comenzar a escuchar lo que repica en vuestra mente sin que sea dañino.
Siempre es necesario mirar las cosas retrocediendo un par de pasos. Este es el momento de hacerlo. ¿Qué necesito realmente para cambiar mi sentimiento?, ¿para dejar de sufrir?, ¿para dejar de agredirme mentalmente?, ¿para cambiar mi mundo?, ¿para priorizar?…
Quizás debamos invertir los pasos. PARAR, SENTIR, PENSAR Y ACTUAR.
En ciertas ocasiones…
Me eencanta el texto,sobre todo como dice buda…somos aquello que pensamos.Creo que como yo hay muchas personas atrapadas lamentablemente sin coraje para salir o ser ellos mismos,porque no sabemosy no mos han enseñado,asi que decimos si´´ cuando en nuestro interior nos engañamos…esta muy bien eso de estar sola unos minutos,es una paz grande y relajacion,aunque al dia siguiente vuelvas a esconderte detras de la máscara…la verdad es un proyecto dificil de enprender….ojala hicieramos solo un poco de lo que aqui se expone..´´muy bueno´´.gracias.
¡Muchas gracias por tu comentario Lucía! Bueno al menos con la intención de comenzar a poner en práctica ese minuto a solas, ya estamos realizando un gran trabajo. Lo importante no es que repitamos lo mismo cada día, sino que experimentemos con cosas nuevas y descubramos qué podemos sentir al realizar algo diferente. Eso ayuda a iluminar el sendero. ¡Un abrazo fuerte!