
«En el momento en que dejas de pensar en lo que te puede pasar,
empiezas a disfrutar de lo que te está pasando»
En estos últimos días he bombardeado a gente cercana con un par de vídeos que creo que ilustran la belleza de la vulnerabilidad y el resurgir tras una crisis. Son pequeños regalos que me gusta hacer, cuando algo me viene bien. Uno de ellos ya lo compartí hace tiempo con todos vosotros en «El porqué de empatizando».
Hace unos días, encontré una segunda conferencia de Brené Brown que creo necesario compartir, no sólo con un pequeño círculo, sino con todos aquellos que me seguís cada semana:
Los seres humanos nos esforzamos en construir una realidad para mostrar. Reforzamos cada construcción para evitar que se rasgue, no dejamos factores al azar, no manejamos la incertidumbre, sólo tapamos y tapamos para proteger nuestro tesoro. Paradójicamente, protegemos tanto el tesoro, que al final acaba perdiendo brillo y se difumina o incluso desaparece.
Es de todos conocido que un tesoro hay que protegerlo porque es muy valioso, para no ser robado, para evitar el dolor de compartir algo único o por alguna otra razón que nos puede atormentar: ¿y si se pierde?, ¿y si se rompe?, ¿y si aún no es perfecto?, y lo peor de todo:
¿Y si los que me rodean, se dan cuenta del miedo que me causa tener un tesoro?
La vergüenza, el miedo y la vulnerabilidad pueden ser aliados de todos nosotros si aprendemos a manejarlos para el cambio. En caso contrario, sólo ayudarán a destruir nuestro tesoro más preciado.
Un niño aprende a hablar, a caminar, a razonar sin cuestionarse nada…¿por qué de mayores creemos que ya no hace falta seguir con ello?. Es curioso cuando un niño dice “no sepo” o “no cabo”, y la gente que les rodea les miran con dulzura y sonríen porque ha ocurrido algo natural. Pero crecemos y las cosas dejan de ser naturales, ¿por qué?.
¿Por qué cuando somos mayores tapamos un error esperando que pase inadvertido?
¿Porqué deberíamos ya saber algo que aún no hemos aprendido?

Al repetir y repetir estas y otras acciones , nos cargamos de responsabilidades accesorias. Dejamos de elegir y no nos escuchamos…
¡Es razonable!.. –Yo me he esmerado en construir varios muros con doble aislamiento, ¡para que nadie se entere de lo que ocurre!- (ni siquiera nosotros mismos).
Hoy os dejo tarea:
- Tomad 10 minutos y cerrad los ojos. Pensad en vosotros con 5-6 años. Imaginad que estáis viendo vuestra foto a esa edad. Preguntaros: ¿qué necesitaba esa personita en la vida?
- Abrid los ojos y mirad vuestra imagen en un espejo… ¿qué necesita esta persona ahora?
- Ese niño no tenía vergüenza para pedir lo que necesitaba o para expresar lo que sentía…
¿Y el adulto que se mira al espejo?
Pd. ¡Gracias amiga por enseñarme que podemos aprender en momentos de crisis!