No elegimos cómo venimos al mundo. No elegimos nuestro aspecto. Tampoco elegimos nuestro desarrollo o nuestra inteligencia. Pero sí podemos elegir cómo relacionarnos. Y el mundo también puede elegir cómo relacionarse con nosotros.
Os dejo que veáis este cuento . Hoy va con dedicatoria a todos aquellos que facilitan la vida, haciendo pequeñas las diferencias.
¡Gracias Diana por haberlo compartido!
El mundo está lleno de personas, muchas parecidas, pero ninguna igual a otra. Siempre habrá algo que nos diferencie: un valor, una capacidad, un gesto…Nuestra esencia. Desde esa perspectiva, todos seremos «raros», todos seremos «diferentes» y todos seremos «especiales».
Marcar diferencias para sentirse igual al resto, no funciona.
Vivir la igualdad compartiendo diferencias creo que es más efectivo.
Es un trabajo en equipo. Todos colaboramos. Todos participamos.
Si al final, sólo son cuatro esquinitas de nada…